¡Quien esté libre de pecado que hable de pureza!
Reconozco que me dan miedo las palabras “puro” y
“pureza”. Por “puro” se entiende lo que está “libre y exento de toda mezcla
de otra cosa” y por “pureza” la cualidad de ser puro.
de otra cosa” y por “pureza” la cualidad de ser puro.
Históricamente casi todos los pueblos han utilizado
este concepto para establecer la superioridad social, moral e incluso humana
con respecto a otros pueblos considerados inferiores. Así, como yo soy
puro estoy por encima de ti, hijo de mezcla. Con este pensamiento de orgullo de
raza se estableció en España a partir del siglo XV la idea de “la
limpieza de sangre”, por la cual se discriminaba y se segregaba a los judíos que
se habían convertido al cristianismo (conversos) o se expulsaba a los judíos y
se quemaba a los judaizantes (llamados marranos) con un fuego “purificador”. En
la actualidad a algunos les gusta hurgar en la herida de Alemania recordándole
un pasado en el que la locura de mantener la superioridad de una raza aria pura
llevó a la muerte a muchos “impuros”, como judíos, gitanos o enfermos mentales.
Pero, “Quien esté libre de pecado que tire la primera
piedra”. Ahora podemos ver en televisión a judíos ortodoxos (puros) que se
muestran superiores, diferentes, a las comunidades vecinas, entre ellas los
palestinos. En 1994 en Ruanda y en territorios cercanos murieron masacradas más
de 800.000 personas. El motivo, las supuestas diferencias raciales y sociales
entre “hutus” y “tutsis”. Curiosamente no existe ningún rasgo ni racial ni
lingüístico para diferenciarlos. En España se ha discriminado históricamente a
los gitanos y una de las acepciones de la palabra es “que estafa u obra con
engaño”. Igualmente “payo” significa entre los gitanos “quien no pertenece a la
raza gitana”, es decir, ¿quién no es puro? También significa “aldeano” y
“campesino ignorante y rudo”. Hace unas semanas escuchaba a una abuela ponderar
las cualidades positivas de su nieto diciendo “Mi nieto es gitano, gitano”,
quizá aludiendo a que no tiene mezcla con payo ignorante. Parece que los grupos
discriminados reaccionaran a las muestras de racismo ejercidas por los
grupos dominantes con actitudes igualmente racistas, en cuanto que
procuran diferenciarse de los “otros” e identificarse con los considerados
iguales. En este sentido se entiende el deseo de “pureza” racial también
entre los pueblos históricamente oprimidos. En algún país hispanoamericano se
está viviendo un periodo de racismo en el que se considera superior a la raza
originaria, a la raza indígena pura. Justamente al revés de hace unas décadas.
En el programa televisivo “Españoles en el mundo” nos contaba un español
emigrado a uno de los Emiratos Árabes que sólo eran considerados ciudadanos los
habitantes que procedían de los pueblos nómadas originarios.
Por último, y como anécdota, cuando no se conocía la
palabra crisis y los billetes de quinientos euros crecían en las macetas las
clases adineradas de siempre, los nobles, se quejaban de esos “nuevos ricos”
que no sabían comportarse. En un pueblo, me contaron, hace unos años una
familia “de toda la vida” impidió que su hija se casara con un hombre de
familia “impura”, sin antepasados “nobles”. Pobrecito, no era un puro cristiano
viejo. Años después se lamentaba la familia (pura envidia cochina) del dinero
que ganaba aquel advenedizo.
“Quien esté libre de pecado que tire la primera
piedra”.
Comprenderán ahora que me cause pánico cuando alguien
utiliza las palabras “puro” y “pureza” para considerarse diferente, y, por
tanto, superior a otro alguien. Ni siquiera me gustan los cigarros puros.
Tampoco los otros.
Firmado: José Antonio Palomo
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